El meu amic Miquel amb la seva particular forma de convidar-nos a reflexionar sobre qualsevol ejemple de relat, avui ho fa amb la orquesta i aprofitaré per desitja felic festa major de Calafell-platja per San Pere, tot un llarg cap de setmana, pel que vulgui venir a gaudir d'una bona festa Major!.
LA ORQUESTA
Pensando el otro día acerca de los roces, envidias y hasta discordias entre los miembros de las iglesias, me paré a considerar en la razón, o razones, que provocan semejante asonancia. Por asociación de ideas me trasladé al concierto que había oído el día anterior y me dije que el secreto debía estar en un fallo de armonía. En efecto: frente al director, situado en el centro del proscenio, se ubicaban todos los instrumentos que componían la orquesta. Ocho violas a su derecha. tras éstas, seis vetustos violoncelos. Aún más hacia la derecha, como limitándolos, seis contrabajos. Detrás de la cuerda, el metal: Cuatro trompas, una tuba, tres trompetas y tres trombones. A su izquierda, y en primer término, doce primeros violines. Tras ellos, diez segundos. Luego un arpa, un oboe, dos cornos ingleses y tres flautas. Más atrás aún, tres clarinetes, tres fagotes y, por fin, al fondo, los platillos, el bombo y los timbales.
Al final de su actuación, el público premió
con calurosos aplausos su buen hacer. Pero el valor del éxito no estaba sólo en
la clase de música interpretada. El asunto tenía que ver más con su
composición, colocación de los instrumentos y su interpretación. Pues a poco
que los trastocásemos o aumentásemos el número de uno de ellos en detrimento de
otros, la asonancia sería tan patente que llegaría a ser inaudible.
En nuestro pasaje leemos que Dios es el director
de la orquesta de la Iglesia y que Él nombra y adjudica el papel de los músicos
que somos nosotros. A cada uno nos ha dado un instrumento, así podemos ser apóstoles,
predicadores, profetas, médicos, porteros, administradores, educadores, sanadores,
ayudantes, traductores, barrenderos, etc. De esta forma todo el conjunto
resultante es armónico, incluso, sin tener en cuenta la música que se interprete.
Lo pueden hacer mejor o peor, pero dirigidos por la batuta del que sabe lo que
hace. Pero, ¡ah!, cuando un miembro quiere ocupar el lugar que no le
corresponde, su sonar es un acorde extraño y todo el conjunto resulta
perjudicado.
Haríamos bien en encontrar, pulir, afinar y
gastar el don de cada cual sin ver que los primeros violines están más cerca
del público. El resultado nos sorprendería mucho.
Segur de Calafell, 29 Junio 2013. Miguel Bou


Te felicito por el alcance que va tomando tu Blog y por el bien hacer de su presentación. Me siento muy halagado por dejarme participar en él. Un abrazo "sin apretar."
ResponderEliminarDios!, he visto este comentario cuando ya no estás con nosotros, solo puedo decirte... un abrazo Miquel...apretando.
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