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Cantar de los Cantares:
Finalmente, no hay otro lugar en
las Escrituras donde la mente no espiritual recorra un terreno tan misterioso e
incomprensible como en el Cantar de los Cantares, mientras que a través de los
siglos las almas más piadosas han encontrado aquí una fuente de genuino y
exquisito deleite. Que el gran amor del Esposo divino corresponda a todas las
analogías de la relación matrimonial parece incorrecto sólo a aquellas mentes
que son tan ascéticas que consideran insano y no santo el mismo deseo
matrimonial.
El libro es una serie de poemas
líricos sobre el tema del amor entre el hombre y la mujer. El ambiente es
pastoril, época de la primavera, y los actores están llenos de pasión y deleite
del amor humano. Los poemas no permiten un análisis completo y en parte por
esta razón, han sido objeto de toda clase de interpretaciones. Tanto judíos
como cristianos han visto en ellos alegorías: ¡De amor de Dios por Israel! ¡Del
amor de Cristo por la Iglesia! Pero los poemas no nos dan ninguna certeza.
Algunos ven los poemas como un drama con dos personajes: ¡La esposa y el esposo
real! Algunos, ven tres: ¡Salomón, la muchacha y su amante pastor! Y sin
embargo, no hay pruebas, aparte del Cantar, de que existiese en Israel esta
clase de literatura. Otros consideran que los poemas son una serie de cantos
entonados durante la celebración de bodas de una semana en donde el esposo y la
esposa eran coronados rey y reina, como en la Siria actual.
Sea cual sea la forma, tal y como
los tenemos celebran la belleza y la maravilla del amor humano. Hay un deleite
franco y abierto en la atracción física, que subraya el hecho de que Dios
quiere que el hombre disfrute del amor físico dentro de las leyes que nos ha
dado. Así, según el punto de vista cristiano, este libro es la expresión del
amor matrimonial en su pureza original, tal y como Dios lo estableció en la
creación, y la vindicación de este amor tanto en contra del ascetismo como de
la lujuria y también que el poema describe a Cristo en sus relaciones con la
Iglesia, 2 Cor. 11:1-4.



Conclusión:
Claro, no podemos limitar la poesía
a los libros que hemos comentado, toda vez que a lo largo de la Biblia tenemos
amplios ejemplos que indican lo contrario: La fábula de los árboles de Jotam,
recientemente estudiada en la E Dominical, el acertijo de Sansón, la oración
profética de la madre de Samuel, el Magnificat de María, la profecía de
Zacarías el padre de Juan el Bautista, el cántico de Débora y Barac y tantos
otros que harían esta lista interminable.
En resumen, la poesía de la Biblia
como parte integrante de la literatura, es casi enteramente lírica. Ya sea
didáctica, elegíaca, pastoral o profética, es con todo lírica. Pues ésta es la
fiel expresión de las emociones internas. Por consiguiente es bastante
subjetiva, en oposición a la poesía épica, que trata de asuntos externos y, por
lo tanto, es objetiva.
Así pues, la Biblia, el Libro de
los Libros, la Biblioteca, es un conjunto literario de primer orden y contiene
suficiente material para hacer la mejor tesis de letras que podamos soñar.

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