martes, 11 de junio de 2013

Literatura en la biblia (libros poéticos) por Miguel Bou- 6-Eclesiastés



 Eclesiastés:
  Eclesiastés, sin embargo, es un libro que se cataloga de lleno en la literatura “sapiencial”, que era una forma popular de escribir del cercano oriente en la época del AT. Hoy día no es una forma común y nos puede parecer desarticulada, con sus pensamientos, refranes y observaciones acerca de la vida sin conexión aparente. Pero el tema de nuestro libro es notablemente moderno y lo comparte un buen número de novelas y obras de teatro del siglo XX.
  El libro observa la vida a su alrededor y saca las conclusiones lógicas. Esta es la vida “bajo el sol”, la vida tal y como el hombre la ve. El autor no impone ideas preconcebidas. La vida como el hombre la vive, sin Dios, es fútil, sin significado, sin propósito, vacía. Es un cuadro frío. La naturaleza y la historia proceden en círculos: ¡No hay nada nuevo! Si uno saca el balance de las pocas o muchas ganancias y la pérdidas de la vida humana, resulta que es mejor estar muerto. La vida es injusta, el trabajo no sirve, los goces no satisfacen, la vida buena y el pensar sabio son vanos debido a la muerte. ¡Sé realista!, dice el libro. “Si la vida sin Dios es lo único que hay, mírala como es. No finjas. No entierren la cabeza en la arena. Esta es la verdad de la vida...”
  Pero esto no es , como en tantos escritos modernos, sólo cinismo y desesperación. Dios nunca quiso que el hombre lo dejara fuera de él. Dios puede poner gozo en todos los aspectos de la vida: Desde la comida y el trabajo hasta el hogar y el matrimonio, 2:24-26; 3:10-15; 5:18-20; 9:7-10. Quiso que el hombre encontrara la última satisfacción no en la vida, sino en Él. El sabio muere igual que el necio, es cierto, pero la sabiduría sigue siendo buena y justa, 2:13, y el Señor juzgará al justo y al malo, 3:17. Disfruta la vida, no como un epicúreo, “comamos y bebamos que mañana moriremos”, sino como un hombre de Dios, porque dependemos de Él en cuanto a la vida y a su disfrute, 3:13; 5:19. La existencia vacía y vana no es inevitable: Recuerda a Dios mientras eres joven, 12:1, respétalo y guarda sus mandamientos, 12:13.
  El autor es el “Predicador” que parece un seudónimo del rey Salomón, quien era hijo de David y rey en Jerusalén, 1:1, 12.

sabiduria de Dios


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