
Salmos:
Los Salmos, en cambio, expresan toda la gama de
sentimientos y experiencias humanas, desde la oscura depresión hasta el gozo
exuberante. Se arraigan en circunstancias específicas, con todo son atemporales
y, en consecuencia, están entre las partes más leídas de la Biblia.
Los Salmos, el himnario del AT, es una colección de cinco libros: a Del
uno al cuarenta y uno; b del cuarenta y dos al setenta y
dos; c
del setenta y tres al ochenta y nueve; d del noventa al ciento
seis, y e del ciento siete al ciento cincuenta. Al final de cada
sección, por ejemplo 41:13, el cambio se señala con una doxología, siendo el
sal ciento cincuenta, una doxología para la colección. Setenta y tres salmos
llevan el nombre de David, algunos de ellos, sin duda, dedicados a él como rey,
algunos compilados por él, y muchos, seguro, de su pluma, 1 Sam. 16:17-23; 1
Crón. 25:1-8, no son los únicos indicios de que este rey fuera un poeta y un
músico bien dotado. Muchos otros títulos se refieren a músicos, marco musical,
instrumentos, o indican el tipo de salmo, p ej. Masquil, Mictam, etc., aunque
sólo se pueden adivinar el significado de muchos otros términos utilizados.
En los salmos encontramos himnos de alabanza del carácter y obras de
Dios, por ej. Sal. 8, 19, 29; lamentos comunitarios, nacidos de algún desastre
nacional, 44 y 74; salmos reales que surgen de alguna ocasión especial en la
vida del rey en el poder, 2, 18, 20 y 45; lamentos individuales, 3, 7, 13, 25 y
51; acciones de gracias individuales, 30, 32 y 34 y proféticos, 22 y 60. De
este todos, entresacamos el que ha sido dado en llamarse “el lugar santísimo de
la Biblia”, el 22, que rebela todo lo que ocupaba la mente de Cristo cuando
exclamó de forma angustiosa: Dios mío,
Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
Los grandes temas de los Salmos son: Cristo,
Jehovah, la Ley, la Creación, el futuro de Israel y las emociones que
experimenta el corazón regenerado, como pudieran ser el sufrimiento, el gozo y
la perplejidad.

No hay comentarios:
Publicar un comentario